Estuvimos barajando muchos destinos para nuestra Luna de Miel, ya que tenia que ser un lugar irrepetible, que fuera difícil su visita en unas vacaciones normales tanto económicamente como por la lejanía, y la opción China en un año olímpico fue la que más nos sedujo, siendo al final un grandísimo acierto y un viaje difícil de superar poniendo el listón muy alto para viajes posteriores.
Consistía en un tour de 14 días por 6 de sus principales ciudades con los traslados terrestres y aéreos incluidos, y con un paquete de excursions muy amplio tanto obligatorias como opcionales.
Con inicio en la capital Pekin y final en la cosmopolita Shangai, pasando por Xian, Guilin, Hangzhou y Suzhou, y multitud de lugares mágicos que quedaran en nuestra vida para siempre.
Solo pasear unos kilómetros por la Muralla China, visitar a los Guerreros de Terracota en Xian o disfrutar de la Ciudad Prohibida de Pekin, solo por ello ya valia la pena el viaje que realizamos.
Eso sí, muchísimas horas de avión con salida desde Barcelona con la compañía British Arways con enlace a Londres en donde casi nos perdemos en el inmenso Aeropuerto de Heathrow, y vuelo directo posterior desde Londres hasta Pekin en un Boeing de dos plantas grandísimo.
China simplemente nos encantó. Allí todo era diferente, es como estar en otro mundo diferente al que conoces, con grandes contrastes entre lo rico y lo pobre y con gentes muy humildes y muy amables.
También hay que mencionar el grupo de turistas que formamos, con 3 parejas más recien casadas de nuestra edad que estuvimos juntos los quince días de viaje, y con las que hicimos muchísima amistad y que vivimos momentos inolvidables
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Familia Tokers.
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