Viaje sorpresa para Sara que no sabia hacia donde nos dirigiamos con el coche, hasta que vio que paramos delante del bonito Hotel MeliĆ Girona en las afueras de la ciudad de Girona.
El planning preparado consistia en dos noches de hotel cenando el viernes con los amigos del crucero que vivĆan en Olot, pasar el sĆ”bado en un lugar secreto y el domingo descubrir Girona.
Y asĆ comenzamos el fin de semana, quedando con nuestros amigos que nos enseƱaron de noche el centro histĆ³rico de Girona con sus preciosos porticos y escaleras, y nos llevaron a cenar al Bistrot un restaurante situado en la mĆ”gica Pujada de Sant Domenech de gastronomĆa exquisita y acabar con un postre en una creperĆa.
El centro de Girona es una pasada literalmente, un conjunto de calles estrechas con una armonĆa brutal, y que hace que la disfrutes a cada momento, ademĆ”s con un ambiente de gente muy acogedor, y con millones de rincones para gozar de tu estancia.
El centro de Girona es una pasada literalmente, un conjunto de calles estrechas con una armonĆa brutal, y que hace que la disfrutes a cada momento, ademĆ”s con un ambiente de gente muy acogedor, y con millones de rincones para gozar de tu estancia.
Nos fuimos a dormir pronto porque al dĆa siguiente tenĆamos que madrugar para ir hacia a ciudad sorpresa donde pasarĆamos todo el sĆ”bado.
Ya el Domingo nos dispusimos a conocer Girona a pie de dĆa con mĆ”s tranquilidad, comenzando cruzando por el Puente de la Princesa el Rio Onyar con sus casas coloridas rozando sus aguas, en direcciĆ³n a la Iglesia de Sant Feliu y Catedral de Girona donde la misma y todos sus alrededores hace de Girona una ciudad encantadora.
Situada en el punto mĆ”s alto de la ciudad, lo que mĆ”s sorprende de la Catedral es la gran y vertical escalinata de acceso y la gran nave gĆ²tica que posee
DespuĆ©s de visitar el claustro, y en direcciĆ³n los baƱos Ć”rabes nos encaminamos hacia el Paseo de la Muralla, donde se puede dar un paseo a travĆ©s de las murallas gironines disfrutando de las vistas de la ciudad como un acercamiento a la naturaleza.
Abandonando las murallas, volvimos al centro para volver a cruzar l´Onyar en unos de sus mĆŗltiples puentes y asĆ tuvimos la panorĆ mica perfecta de las casas sobre el propio rĆo.
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